MI RAZA
Mi raza no es blanca, negra,
india, amarilla o malaya:
es la raza de los hombres
que sobre el surco trabajan,
que forjan en los talleres,
que por los mares batallan
Mi raza es la del labriego
que a la dura tierra amarga,
con tractor o con arado,
abre las viejas entrañas,
y la simiente escogida
sobre los surcos derrama.
Simiente que dará frutos
y él recogerá mañana
con las milenarias hoces
o segadoras mecánicas,
con el sudor de su frente
al sol y al viento tostada.
Mi raza es la del obrero
que, en los talleres y fábricas,
forja con sus manos hábiles
las maravillosas máquinas
que liberaron al hombre
de las más pesadas cargas.
El que construye los barcos,
trenes y autos que marchan
por océanos y tierras
acortando las distancias.
El que construye aviones
-la maravilla más alta-
que surcan raudos el aire
sobre mares y montañas,
mientras el planeta rueda
bajo sus mágicas alas.
Mi raza es la del marino
que va hacia costas lejanas
uniendo todos los pueblos
con un puente de esperanzas;
la del pescador valiente
que canta sobre la barca
mientras sus redes se llenan
de húmedos peces de plata.
Los que en la tormenta horrible,
entre las bravías aguas,
combaten como titanes
en un puñado de tablas.
¡ Héroes de carne y de bronce
que a los abismos cabalgan!
Mi raza no es blanca, negra,
india, amarilla o malaya:
es la raza de los hombres
que sobre el surco trabajan,
que forjan en los talleres,
que por los mares batallan.
¡Oh, qué orgulloso me siento
de ser hijo de tal raza!
M. Gejo