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ALMA SAYAGUESA
LA SIEGA

Villalpando es una Villa
de las tierras de Castilla
con hidalguía y nobleza
en tiempos de la realeza.

En sus rasos y llanuras,
cultivan cereales varios
para el ganado y el hombre
como sustento del año.

Es solsticio de verano,
canta el cuco por el llano
allá por la lontananza
con un grito desgarrado.

Ya se extraña a la cigarra,
ese quejido armonioso
hasta a veces melodioso
cuando en la mies se guardaba.

Instalado en su atalaya
el sol envía sus rayos
para que se grane el fruto,
que a su tiempo fue sembrado.

Llegaron con el estío,
esos trabajos pesados,
de recolectar las mieses,
para terminar cansados.

El Labrador ya curtido,
al alba inicia el trabajo
con la espiga recogida
unida en haces dorados.

Granado el fruto retira
con amor, mimo y cuidado,
de los surcos de la tierra
donde fue espolvoreado.

De las espigas separa,
aquello más apreciado,
el grano para el granero,
la paja, para el ganado.

Ha sido nefasto el año,
el campo está agostado,
no ha crecido la semilla
como hubiera deseado.

Auguró buena cosecha
el labriego esperanzado,
si hubiera llegado a tiempo
ese riego tan deseado.

Se ha quedado como siempre
taciturno, desolado,
fracasado él se ha visto
por llegar lo inesperado.

A los Santos rogativas
al cielo eleva rezando
pidiendo que por su gracia
vayan los ciclos cambiando.

Diciembre, 2009
Mª Ángeles Blanco Diego

M. ANGELES BLANCO