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ALMA SAYAGUESA
A la mujer sayaguesa

Vengan, acérquense y siéntense,
que por aquí en Sayago
hay mucho de que hablar
y por tanto mucho para contar.

Fíjense ustedes, que yo una figura
quisiera ensalzar,
la de la mujer sayaguesa,
esa, que no para de trabajar.

Pues es por muchos sabido
que su trabajo es poco conocido
y que por aquí, en la comarca
son de gran importancia sus andanzas.

Escuchen, escuchen,
lo que les voy a contar,
y dejen que su cabeza
lo que oiga pueda imaginar…

…que aquí en Sayago,
las historias de una mujer les voy a relatar,
la que llevó a sus hijos a hombros
y aun así, no descuidó el hogar.

La que con el cántaro a la fuente
cada día agua iba a buscar
y después a la ribera
la ropa iba a refregar.

Aunque no fuera panadera,
en la mañana debía masar
y meter al horno a calentar
para que la familia comiese pan.

En la mañana temprano
las vacas iba a empuntiar,
y si además tenía ovejas
hasta la majada se debía llegar.

En los guisos de cocina,
nadie dejaba bocado en la mesa
y a sus comidas de puchero
no había quien se resistiera.

Tejiendo o cosiendo,
junto al fuego se calentaba
y cuando la lumbre se acababa
acarrear leña le tocaba

Que en tiempos de trabajo,
entre hombre y mujer no había diferencia,
solo cuando ella se desentendía
a la hora de usar la fuerza…

“…He aquí la mujer sayaguesa,
la que las riendas del hogar lleva…”


Cristina Lázaro Prieto
08-04-2008


Cristina Lázaro Prieto