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ALMA SAYAGUESA
EXECRACIÓN

Río Duero, río Duero,
en tu Soria Azul cobalto
por suspiros de la lira
de Don Antonio Machado
de un preclaro Santo laico.

Río que cruzas castilla,
cual otro Cid a caballo,
noble, leal, arrogante,
docto, justiciero y bravo.

Río de caudal inquieto 
y de plácidos remansos.
El de las Vegas ubérrimas
cabe rientes meandros.

Río de umbrías orillas 
bajo techumhres de alamos,
emperador de los ríos,
orgullo de tus vasallos.

¿Por qué en Zamora te tornas 
cruel, artero v vesánico?
¿ Por qué a los otros los bienes? 
¿Por qué a nosotros los daños?

¿ Por qué tu fruncido ceño
con nigromántico trazo
dibuja en tu procer rostro
surcos de horrores macabros?

¿Por qué en desatada furia
la saña de tus redaños
amasadas bienandanzas
ahogas en tétrico llanto?

¿Por qué tu conciencia turbia,
con sus líquidos engaños,
a tanta vida inocente
estrangula en su regazo?

¿Por qué afanosos cultivos 
de labriegos esforzados 
inmisericorde arrasas 
sumiendo anhelos en barro?

¿Por qué a los más tanto odio 
y miseria a los menos tanto halago? 
¿Por qué miseria al humilde 
y riqueza al potentado?

¿Quién envenenó tu alma? 
¿qué móvil forzó tu cambio?
¿Fue porque la dinamita 
desvertebró tu espinazo?

¡Devuelve a los financieros 
las centrales de «sus» saltos! 
¡Que las lleven a otra parte 
con todos sus kilowatios!

¡Que sus torres y sus cables 
befa y mofa de mis campos, 
cumplan allá su destino 
para gozo de «sus» bancos!

¡Vete, río de mis males! 
¡Vete con tus nuevos amos! 
¡Quede yo con mi pobreza, 
mis tierras y mis ganados! 

Para librarme del hambre 
basta el temple de mis brazos. 
Del cielo caerá la lluvia 
que riegue montes y prados.

Las fuentes y los arroyos, 
no te sean tributarios. 
Felices en los cadozos 
brevarán mis rebaños.

Entre la encina y el roble 
triscarán, bajo el ciudado 
de mis pastorcicas brunas 
dulces cordericos albos.

Pausadas yuntas de bueyes 
tirarán de los arados, 
sin más voltios que la fuerza 
de rudos mozos ufanos.

Y en la paz de los hogares, 
sudor traducido en grano 
brindará pan venturoso 
porque Dios sea loado.

¡Río Duero, río Duero, 
rio de horribles estragos, 
los poetas que te cantan 
no conocen tus pecados!

¡Que el atlántico se beba 
la turbiedad de tu caldo! 
¡Que fieros dinamiteros 
te partan en mil pedazos!

¡Que el sol haga hervir tu linfa 
con incandescentes rayos 
hasta que en vapor te esfumes 
por los etéreos estratos!

¡Que las rocas macheteen 
implacables tus costados 
a! par que tu alegre cauce 
se entierre en tumba de fango!

¡Que millones de titanes 
te absorban de un solo trago 
y en un piélago insondable 
te escupan de un salivazo!

¡Que Dios Todopoderoso 
opere el social milagro 
de enviarte a los infiernos 
por tus crímenes nefandos!

¡Vete o muere, río Duero! 
¡Vete y no mojes mi flanco! 
¡Vete y no digas a nadie 
que pasaste por Sayago!

Justo Alejo


Justo Alejo