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SAYAGO: SIGLO 21
Estamos en el siglo 21 y en la mente de muchos de nosotros se perfilan incertidumbres, nuevas esperanzas y propósitos diversos. El siglo 20 dejó en nuestra comarca una fuerte pérdida de población que mucho nos tememos, será irreversible. Sayago contaba en el año 1900 con casi 33.000 habitantes. La población actual cien años después, es de menos de 11.000.
Teniendo en cuenta que la mayoría de esta población tiene ahora una edad superior a los 60 años, podemos imaginar fácilmente y sin necesidad de poseer dotes adivinatorias, cual será si no encontramos remedio a corto plazo, el destino irremediable de la mayoría de nuestros pueblos. En no mucho más de veinte años los zarzales cubrirán una buena parte de nuestras calles, corrales, casas, tejados y cañadas. Y entre su ramaje asilvestrado quedará oculto y olvidado todo rastro del trabajo, la vida y la huella de nuestros antepasados. El proceso despoblador se está produciendo en toda la provincia de Zamora y en la propia Comunidad castellano-leonesa lo que supone una grave dificultad añadida para comarcas como la nuestra ya de por si geográficamente aisladas y lejanas de los intereses políticos y administrativos. Pero si poco podremos hacer los sayagueses para evitar la implacable desertización de nuestra tierra, sí al menos, deberíamos comprometernos a intentarlo con el fin de retrasarla el máximo tiempo posible. Reflexionar respecto a posibles soluciones y formas de realizarlas es parte de una tarea que incumbe a todos los que nos sentimos hijos responsables de esta tierra. Arbitrar las medidas que estas reflexiones nos aporten como más convenientes, debería ser la continuación lógica.

Si logramos marcar los objetivos, el seguirlos y alcanzarlos habría de ser para los gestores y políticos de nuestros pueblos y para todos nosotros, una labor prioritaria y esencial. Todos sabemos que para que nuestros pueblos tengan alguna esperanza de futuro es absolutamente necesario crear condiciones de habitabilidad atractivas para la gente joven que ahora vive o desea vivir en la comarca. Condiciones laborales estables y suficientes que les permitan crear núcleos familiares facilitando así y de forma natural, la fecundidad pobladora apoyada en una justa y motivadora calidad de vida. En este momento estamos asistiendo con cierto recelo a la ejecución de ciertas inversiones en varios de nuestros pueblos. Son costosas inversiones basadas en una estrategia de intereses que consideramos de muy corto plazo. Se están construyendo por ejemplo varias residencias y servicios asistenciales para pensionistas. Esto en principio, está muy bien pues nuestros mayores se tienen muy bien ganado todo lo que se haga por ellos. Pero, ¿que sentido tendrán todas estas inversiones cuando dentro de pocos años ya no queden ancianos a los que albergar? ¿No será esta una forma fácil de asegurar la situación personal de sólo unos pocos que basan sus proyectos y sus miras en el alcance de su propia existencia..? El turismo rural es un recurso emergente que está comenzando a ofrecer algunos resultados y ciertas esperanzas. Nuestra comarca dispone de un auténtico valor histórico y paisajístico que la hacen muy atractiva y seductora para aquellos que añoran espacios tranquilos cuando huyen temporalmente de la vida hiperactiva de las ciudades. Pero, ¿es este recurso una solución válida a largo plazo cuando ya el turismo rural no esté acaso de moda? Y, ¿en qué grado servirá para asentar y mantener población en nuestra comarca? Son muchos los retos que los sayagueses que amamos esta tierra, los que vivimos en ella de forma permanente o los que nos mantenemos unidos a pesar de las distancias, tenemos frente a nosotros en este nuevo siglo que podría ser para Sayago sus tradiciones, identidad y cultura, en definitiva nuestra herencia etnográfica, el último siglo. La tarea y responsabilidad de hacer algo en función de evitarlo y de mantener vivos nuestros ancestrales vínculos es sin duda apasionante. Y en esta tarea pensamos algunos seguir trabajando. Con la esperanza de que cada vez seamos más los interesados y así, entre todos lograr que Sayago siga vivo también en el Siglo 21.