Situación: Entre Argañín y Muga. Al Oeste de la comarca. 780 m. de altura. Tiene unos 80 habitantes.
Origen: Sin datos.
Historia: El pueblo se encuentra dividido en dos barrios: el Barrio de arriba y el Barrio de abajo. Habiendo sido en el pasado el lugar de residencia de los dueños y trabajadores de una dehesa.
Tierra: Encinares y fresnales son pobladores permanentes y naturales de este pueblo. Entre sus cortinas y algunos valles pastan las ovejas.
Industria: Sin datos.
Monumentos: La iglesia: es sencilla, con la espadaña coronada por pesados bolones. Ante la iglesia hallaremos una viejísima y corpulenta morera.
Dos ermitas, una diminuta, la de San Cosme y San Damián, que está situada en el lugar donde probablemente existió en el pasado un santuario o lugar de de rituales paganos. Otra, la de Santa Bárbara y Santa Catalina que están junto a la carretera y a la iglesia parroquial que como otras de la zona tiene a su lado un crucero y la típica morera o moral. Está muy arraigada entre los vecinos del pueblo la creencia de que las campanas de esta ermita repicando a "tente nublao", tienen especial poder y evitan los daños de las tormentas ya que la Santa siempre es fiel a la concesión de esta sonora súplica.
Ante la puerta de la ermita tenemos un sobrio crucero que santifica el entorno, y una vez más nos encontramos con una gran morera.
Muy cerca, en la rivera que se desliza entre lechos rocosos y retazos de césped, hay un un viejo puente con varias alcantarillas y un solo arco mayor. Por sus formas podría ser obra medieval. En el pasado, hasta cinco molinos fueron testigos de labores y del correr de aguas. Hoy sólo quedan sus ruinas.
La Casa de los Moros y Los Casales con indicios de haber sido en tiempos remotos, lugar de hábitat humano. Así lo demuestran la estelas encontradas en esos sitios y que ahora se guardan en el pueblo.
Ya saliendo del pueblo dirección a Muga, encontramos otro crucero; se llama la Cruz del Camino la Muga.
Fiestas: Sin datos.
Anécdotas: Creen los vecinos de este pueblo que sus antepasados se vieron obligados a edificar la ermita de San Cosme y San Damián sobre un peñasco debido a que en múltiples ocasiones los santos abandonaban la iglesia para aparecer siempre en el lugar en que ahora se encuentra la ermita.