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NUESTRO LENGUAJE
SAYAGO. Creencias, costumbres y tradiciones
Juan Antonio Panero

Son muchos los sayagueses interesados en la recapitulación de aquellas palabras, dichos y refranes, que resultan hoy un tanto extraños, por cuanto pertenecieron al habla de nuestros antecesores y que siguen en uso todavía por las personas más ancianas del pueblo, estando en vías de su extinción irremediable. Las nuevas generaciones, en su gran mayoría estudiantes, emplean entre ellos, no en sentido jocoso sino como diversión, los términos de nuestra antigua forma de hablar que m s gracia les hace, pero les sonrojará decirlos fuera de su entorno. Por este motivo perderemos para siempre una de nuestras m s arraigadas tradiciones, que fue etiqueta de identificación de la gente de nuestra comarca en otro tiempo. Son vocablos y expresiones considerados como anticuados, como mal dichos, como vulgarismos pertenecientes a una cultura trasnochada, que a los de la ciudad les llama la atención al escucharlos. Esta palabra es de Sayago o sayaguesa, oímos con frecuencia.
Sin entrar en los pormenores científicos de un detenido estudio filológico, con materia más que suficiente como para escribir un libro aparte, si que deseo recoger algunas de esas expresiones, por formar parte del patrimonio linguístico y cultural de nuestra comarca y porque a todos nos gusta saber cómo se expresaban nuestros antepasados.

ANTECEDENTES HISTORICOS
En busca de la raíz del habla sayaguesa veremos que se trata de una mezcla de restos del antiguo dialecto leonés, como es el caso de la palabra castiello utilizada en la zona de Los Arribes, de voces de Asturias o las Vascongadas llegadas aquí en los momentos de la Reconquista, de palabras del antiguo castellano hablado en el Oeste de España, consideradas por el culto propias de una lengua vulgar, inferior y ridícula, como por ejemplo buraco o cuasi, de algunos vocablos aragoneses como apatuscar, de palabras llegadas del Campo Charro salmantino como arrecadar o cencío, una mayoría con substrato celta y herencia latina como ocurre con fillo (de Filium, hijo) que todavía se escucha, de algunos términos procedentes de Galicia, con mayor arraigo en nuestra zona Norte, como ocurre con la palabra castro, referida a restos de fortificaciones prerromanas, de algunos, muy pocos, vocablos de connotación portuguesa, como castrilluzo, duroncilla o estaleiro, por algunos extranjerismos como rendibú o tute y muchos vulgarismos como asín, indición. Es lógico que esto haya sido así ya nadie debe extrañar, pues en la Historia pertenecimos como zamoranos, junto a León y Salamanca, a aquel reino que se expresó en leon‚s, luego fuimos castellanos y aprendimos su lengua sin perder por completo lo propio. Hoy somos castellano-leoneses a costa ir olvidando y cambiando lo leonés por lo castellano.

EL HABLA SAYAGUESA EN LA LITERATURA
Algunos trabajos de investigación realizados, en busca del origen del habla sayaguesa, coinciden en señalar que se trata de una forma dialectal y una deformación del lenguaje, puesto de moda en el Siglo de Oro, con el fin de expresar en el teatro el habla vulgar y rústica frente al habla cortesana, llegando hasta tal punto que el vocablo "sayagués" se identificó con rudo, aldeano, palurdo, torpe y vulgar. Se utilizó en boca de los pastores para hacer reír en las redondillas teatrales de palacio de aquel Siglo de Oro (S. XV, XVI y parte del XVII). La incultura y pobreza de Sayago fue dada a conocer desde la época romana por Estrabón que, 150 años antes de Cristo, escribía refiriéndose a los lusitanos entre los que se incluye a los sayagueses: "Duermen en el suelo. Se dejan crecer el pelo como las mujeres. Llevan capas negras. No tienen dinero por lo que hacen frecuentes cambios. Son poco tratables y un tanto salvajes. " Juan del Enzina, al que se considera de Fermoselle, fue el escritor que más ridiculizó nuestro lenguaje, rebuscando en el habla vulgar del pueblo los términos que más gracia y risa pudieran causar al espectador, incluso inventándose algunos. En el Quijote dice Sancho: "...no hay que obligar al sayagués a que hable como el toledano ", refiriéndose al habla vulgar de aquel. En la Villana de Getafe de Lope de Vega, Inés llega a Madrid disfrazada de labradora sayaguesa y dice: "Aunque tosca y sayaguesa, tengo el pergeño de honrada. " Para celebrar el nacimiento del Príncipe Baltasar Carlos en el S. XVII, se hizo en Salamanca un concurso poético con versos únicamente en sayagués. Ganó el premio el escritor Manuel Herrera Gallinato por haberlo usado con gran propiedad e idéntico fin. El mismo Torres Villarroel, siendo catedrático de Salamanca, con ocasión de hacer un estudio sobre el Balneario de Ledesma, contactó con nuestras gentes y estudió su lenguaje. Es de lamentar estos recursos cómicos pastoriles en los que se hace escarnio, mofa y burla de nuestro lenguaje. Ante esto, pretendemos desde aquí, dar a conocer, pero con el m s profundo respeto, la manera de hablar y de expresarse de nuestros aldeanos sayagueses defender y conservar, al menos en el papel, algo nuestro, algo que nos pertenece y no sentir vergüenza porque se nos escape alguna palabreja de nuestros abuelos, al contrario sintámonos orgullosos.

RAICES E INFLUENCIAS EN EL SAYAGUES
Hemos de considerar la abundancia de vocablos de ascendencia celta, sobre todo en los topónimos, que sólo se usan en Sayago y parte de Salamanca. Lo mismo ocurre con palabras derivadas del latín o del árabe. Anteriormente he confirmado la existencia de palabras del antiguo castellano. También hay voces argentinas y cubanas fruto de las fuertes emigraciones a esos países a últimos del siglo pasado y principios de éste. Curiosamente aparecen pocos restos portugueses, lo que demuestra lo infranqueable de la frontera en todos los aspectos yeso que en Sayago, siempre hubo segadores, criados y jornaleros portugueses. De ellos sólo se tomaron algunas palabras que hacían gracia. Por lo tanto no hay tanta deformación del lenguaje como en principio puede pensarse por quienes llegan de fuera o se inician en un análisis del mismo.
En cuanto a los vocablos o términos, se aprecia una evidente diferencia de unos pueblos a otros, a pesar de su proximidad y lo mismo ocurre al escuchar expresiones en una zona u otra. Lo vemos por ejemplo con la palabra hincón, fincón o jincón, que define a la piedra clavada en el suelo de manera vertical, o con la palabra pielg¢n, pulg¢n o pregón, que corresponde al lienzo de pared entre dos hincones. Así, en la parte Norte de Sayago, con representación en Villadepera y Villardiegua, se nota la influencia gallega tanto en el acento como en algunos atuendos femeninos, llegada como una continuidad a través de Sanabria y Aliste. En la zona Sur, cuyo enclave m s representativo es Almeida y pueblos aledaños: Peñausende, Figueruela, Viñuela, Alfaraz, Escuadro, Carbellino, Roelos, Salce y Cibanal, existen claras influencias del Campo de Ledesma y Ramajería (Salamanca). En la zona centro y Oeste, con Muga como nudo principal, es donde mejor conservan y con mayor pureza, tanto el lenguaje como las costumbres. Un cuarto enclave correspondería al pueblo de Fermoselle, con indudables influencias y tradiciones judías, que en nada se parece y corresponde con el resto de los pueblos de Sayago. Introduce en su jerga sayaguesa alguna palabra, muy pocas, del dialecto mirandés, correspondiente a la zona vecina de Tras-OsMontes portuguesa.
Por estas razones encontramos en Sayago distintos vocablos para designar las mismas acciones, sustantivos o sus adjetivos. Es decir, que un mismo animal o cosa lo vamos a encontrar con distinto nombre según la zona.

FORMACION Y EVOLUCION DEL SAYAGUES
Como todo lenguaje, el nuestro tuvo su propia evolución, con sus normas y rasgos peculiares: En Sayago, es frecuente masculinizar con el fin de empequeñecer una cosa o despreciarla. As¡, el diminutivo "cortino" es m s pequeño que la cortina. El "callejo" es aún más estrecho y pequeño que la calleja. El "buraco" que la buraca. Para formar derivados despectivos se cambia la "a" por "o".
Así, para designar la mala hierba que se arranca en el huerto se utiliza el término despectivo "yerbo". Voy al "ovejo" o a los "vacos", son dichos que oímos con frecuencia en Sayago. Otros despectivos corrientes son: el cocino, el cazuelo, el arteso, el bicicleto, los gallinos...
Algunos imperativos cambian las terminaciones "ad", "id", "ed", en "ai" o en "ei" respectivamente, como también se hizo en parte de Castilla. Así, por tomad se dice "tomái", por comer "coméi" y por id "vái" o "véi".
Igualmente, la terminación "aros" se transforma en "aivos". Callaros y sentaros se cambian por calláivos y sentáivos respectivamente.
Los infinitivos en "ear" se "iar": cociar, berriar, golosiar, cocear, berrear y golosear.
El presente habéis pierde el lexema "hab" y se queda en "éis". Una pérdida propia de la fonética al conjugar ese tiempo del verbo y que se sale igualmente de Sayago. Es corrientísimo oir: ¨¿Eis ido a tal sitio?.
Los sustantivos acabados en "ada", pierden la terminación "da" para finalizar la palabra en " " acentuada. Así la cayada se queda en cayá y la cabriada en la cabriá. Por el contrario, a los sustantivos acabados en "d" se le agrega una "e". La pared se transforma en "parede"; la red en "rede". Es frecuente el cambio de "po" en "pro". En lugar de pobre se decía probe, probito en vez de pobrecito.
El nombre de muchos árboles frutales lo acaban en "al" e incluso los feminizan: manzanal, castañal, la peral, la nogal, etc.
Algunas denominaciones acabadas en "a" se le antepone una "i". Le dio una tundria. Llevan la urnia, por tundra y urna. La preposición "de" cuando expresa contenido se pierde en muchos casos. Así: llevo un carro paja. Traigo un carro maderos, en lugar de un carro de paja y un carro de maderos.
En los adverbios de lugar "encima" y "debajo" hay también fuga de fonemas cuando se antepone la preposición "por". A veces no se dice por encima y por debajo sino por cima y por bajo. Por cima la pared, pasa por bajo.
La "f" inicial se ha conservado hasta hace muy poco. ¡Cómo fiede!, ¡No seas fediondo!, farina, fenojo.
Sonorización de los fonemas sordos intervocálicos, como ocurrió con las demás lenguas romances. Así, factum daría lugar a feito y de aquí se pasó a fecho y posteriormente a hecho.
Cuando la palabra empieza con vocal o sílaba tona, es fácil que se cierre y se transforme. Por ejemplo en estiércol se cambia la "e" por i y oímos con frecuencia "istierco".
La "o" en "e", así, oscurece se torna en "escurece" y apreciamos pérdida de la "n" en el grupo "nv", escuchamos "ivierno" en lugar de invierno. Otra pérdida parecida ocurre en palabras con el grupo "gu" por ejemplo aguijón se queda en "aijón", aguijada (vara con pico) en "aijada" o "aij ", por pérdida de ese grupo gu.
Además existen tendencias, comunes en otras comarcas, a la formación de VULGARISMOS muy corrientes, como:
"Dijon, trajon y supon", por dijeron, trajeron y supieron, "semos" por somos; "pa" por para, "pal" por para el..., "me se" y "te se" por se me y se te respectivamente "asina" o "asín", "pus luego"..
Son muy corrientes otros vulgarismos escuchados también en otras provincias castellano-leonesas, fruto del cambio de sonido "bu o vu" por "gu", o al revés. Por ejemplo abuelo o revuelto se cambian por "aguelo" o "reguelto". Al contrario, aguja se cambia por "abuja".
Asimismo, son frecuentes los cambios de "h" por "b" en las palabras que comienzan por "hue". Por huerto se dice "buerto", por huevo "buevo", por huele "buele", por huella "buella".
Vulgarismo parecido se forma en los inicios "hie" que se cambian por "y". La hiel se dice "yel", el hierro el "yerro".
Con frecuencia se pierde la "d" en el prefijo "des", a la hora de formar antónimos (contrarios), una afición leonesa hacia la forma "es". En lugar de desbaratar se dice "esbaratar", en lugar de desparramar "esparramar", "esquitar" por desquitar, "estitar" por destitar, "espellejar" por despellejar.
En las acciones de algunos verbos agregan una "a" al comienzo. En vez de bajar dicen "abajar", por señalar dicen "aseñalar", por juntar "ajuntar".
Con frecuencia se antepone a los apócopes posesivos mi, tu, su y sus plurales correspondientes, artículos determinados.
As¡ podemos escuchar: ¨Has visto las mis vacas? , el tu centeno está superior, los sus burros van pal monte. En cambio otras veces se suprime el pronombre reflexivo "se": el árbol cae, por se cae, la viga rompe, por se rompe.
Por último, existen DEFORMACIONES del lenguaje que se repiten en otras provincias y regiones, descuidos en la pronunciación propias del campesino. Son deformaciones de última hora como: "El arradio", "el amoto", "la indición"", "el esparatrapo", el "entredito".
El sistema de recogida de información ha sido mediante el contacto directo con las gentes de nuestros pueblos y la valiosa aportación de mis alumnos. Soy consciente de que aún queda mucho por recopilar, pero espero que este trabajo se sume a otros venideros y se complemente.